Mirar todo con fe
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Octubre 22, 2017 |
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 Pastor Principal, Dr. Jaerock Lee
«Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía» (Hebreos 11:1-3).
Desde la apertura de la iglesia, he esperado las cosas con fe en Dios y he confiado solamente en Su Palabra. Como resultado, he logrado hacer Su voluntad y lo he glorificado. Ahora vamos a profundizar en qué debemos hacer para poder mirar todo con fe y correr la carrera de la fe más intensamente.
1. Debemos tener fe espiritual en lugar de una fe carnal.
La fe carnal es la del conocimiento almacenado en el cerebro. Es también la fe adquirida mediante el razonamiento. Es lo que nos lleva a creer solo en las cosas que son coherentes con nuestros conocimientos. Con esta fe carnal, no podemos hacer descender el poder de Dios que trasciende las limitaciones del pensamiento y el conocimiento humanos ni podemos ver la obra de Dios por la cual algo es creado de la nada y lo imposible es posible.
Por otra parte, la fe espiritual está acompañada con obras y nos ayuda a creer en la creación de algo de la nada. La fe espiritual viene de la verdad y tiene el poder para expulsar a las fuerzas de las tinieblas. También posee el gran poder de hacer que lo imposible sea posible.
A veces, a través de los ojos de los humanos, ver algo con fe puede lucir como un acto de locura parecido a lanzarse desde el borde de un acantilado. Esa acción puede parecer temeraria a aquellos que no tienen fe, pero a aquellos que tienen fe espiritual, es la acción de confiar plenamente en Dios. Pueden hacerlo porque creen en el Dios todopoderoso.
Los israelitas fueron protegidos de las diez plagas de Egipto. Cruzaron el Mar Rojo a pie después de ver que se dividió en dos partes. Bebieron el agua que brotaría de una roca en el desierto, y comieron maná que cayó cada día desde lo alto. Ellos experimentaron muchos milagros a través de Moisés por el poder de Dios.
Cuando llegaron a la entrada de la Tierra Prometida, Canaán, diez de los doce espías que habían explorado la tierra fallaron en hacer confesiones positivas de fe. Sus confesiones incrédulas causaron que la mayoría de los Israelitas renunciaran a la fe y se quejaran y refunfuñaran contra Dios. Así, la primera generación de los Israelitas no pudo entrar en la tierra de Canaán como habían confesado, sino que tuvo que ver la muerte en el desierto. Solo Josué y Caleb, quienes confesaron positivamente con fe, entraron en la tierra junto con la próxima generación (Números 14:7-9).
La segunda generación del pueblo había crecido en su fe por medio del juicio de 40 años en el desierto. Ellos confiaron plenamente en las palabras pronunciadas por Josué, el sucesor de Moisés, y las aceptaron como la palabra de Dios. Mientras la primera generación cruzó el Mar Rojo que fue dividido por la fe de Moisés, la segunda generación cruzó el río Jordán por su propia fe y obediencia, como si caminaran sobre tierra seca. Cuando creyeron y obedecieron la palabra de Dios conquistaron Jericó, una fortaleza inexpugnable, sin sacar una espada. Ellos confiaban en Dios y obedecieron Su Palabra con hechos, y poco a poco conquistaron toda la tierra de Canaán.
Siempre que Dios realizó maravillas y milagros para ellos, les dijo que se santifiquen en primer lugar. Es porque la voluntad y la providencia de Dios no se pueden alcanzar a través de quienes ven la realidad con un pensamiento carnal. Por lo tanto, debemos santificarnos por medio de la palabra y la oración y confiar completamente en el Dios todopoderoso con fe espiritual. Solo entonces podemos cumplir la providencia de Dios perfectamente.
2. Nunca debemos pensar que algo es imposible.
La gente a menudo renuncia a algo a la mitad cuando se encuentra con un obstáculo que parece difícil o incluso imposible de superar con el limitado pensamiento humano. No obstante, aquellos que ven con fe, no temen a ningún tipo de obstáculo, ni están rodeados por dudas dentro de sus propios pensamientos. Por lo tanto, no hay nada imposible para ellos y nunca se rinden. Esta es la actitud básica de aquellos que tienen fe espiritual.
Cuando Josué y los Israelitas conquistaron la tierra de Canaán, hubo obstáculos. Los reyes de cada región de la tierra se aliaron entre ellos y se reunieron las tropas para pelear contra Israel. Josué tuvo que luchar contra los cinco reyes y sus tropas en Gabaón. Cuando conquistó la zona oriental, occidental y las zonas del norte, tuvo que afrontar a los reyes aliados y sus tropas. En relación con el número de tropas, en Josué 11:4, leemos: «Salieron, ellos con todos sus ejércitos con ellos, tantas personas como la arena que está a la orilla del mar, con muchos caballos y carros de guerra». Debido a que Josué vio al Dios todopoderoso y confió en Su promesa, él ganó la victoria una y otra vez bajo la cobertura de Dios.
Por lo tanto, le exhorto a mirarlo todo con fe, sin renunciar, y que muestre las acciones de obediencia, de modo que pueda extender el reino de Dios.
3. Debemos esperar por nuestra santificación por fe.
El Dios de amor cree y anhela a los seres humanos, aun hasta el final, con un deseo de que todas las personas puedan ser salvas y que los salvos puedan crecer espiritualmente. Dios lo ha deseado a usted primero, así que ahora es su turno de creer que usted será un santificado hijo de Dios. A medida que ore con fe y certeza de que entrará en el espíritu y el espíritu completo, que guarde la Palabra de Dios en lo profundo de su corazón y que muestre la fe en obras, podrá entrar a profundidad en el espíritu.
Debemos esperar por nuestra santificación por fe. Si está desalentado y vencido tan solo porque encuentra rasgos carnales en usted, esto muestra que su fe no es espiritual. La fe espiritual no será cambiada ni sacudida de ningún modo. Si encuentra rasgos de falsedad y cosas de la carne en su corazón en el proceso de ser santificado, debe sentirse alegre y agradecido. Es porque es una gran bendición descubrir su falsedad y despojarse de ella porque le dirige a ser santificado. Esta clase de bendición es otorgada solo a aquellos que han hecho todos los esfuerzos para llevar a cabo incesantemente la santificación.
El Espíritu Santo ayuda y da despertares espirituales a quienes hacen todo el esfuerzo posible para entrar en el espíritu. Dios les da la gracia y la fuerza y los conduce a alcanzar el nivel de santificación. Mientras tanto, si no anhela el espíritu o si usted piensa que son pocos los rasgos de falsedad en usted, o si no se esfuerza al máximo para cambiar en lo espiritual, no podrá recibir tales bendiciones. Estas personas solo endurecen en ellos los rasgos carnales siguiendo los deseos de la carne.
Le exhorto a que tenga esperanza por su santificación con el convencimiento de que todo es posible con fe espiritual y gran esfuerzo con fe.
Querido hermano en Cristo: yo ruego en el nombre de Nuestro Señor que usted pueda darse cuenta de la importancia de la fe espiritual que es la garantía de las cosas que se esperan, que crea y que obedezca a Dios, y que alcance un corazón sincero con certeza perfecta.
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