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Dios creó al hombre

Noticias Manmin   No. 215
3423
Junio 26, 2016


Pastor Principal Dr. Jaerock Lee





«Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente» (Génesis 2:7).





El primer capítulo de Génesis describe el proceso de Dios creando los cielos, la Tierra y todas las cosas que hay en ellos, y a la humanidad. El segundo capítulo nos dice que Dios hizo el huerto del Edén y colocó al primer hombre allí. Ahora examinemos la razón por la cual Dios creó al hombre.


1. El hombre fue creado a imagen de Dios

En Génesis 2:7 leemos: «Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente». Mientras que Dios creó todas las demás cosas en el universo mediante Su Palabra, Él personalmente creó al hombre del polvo de la tierra. Dios creó al hombre a la perfección, y luego el hombre fue un ser viviente después de que Dios sopló en su nariz aliento de vida.

Es posible que algunas personas dudando digan: «¿Cómo puede una imagen formada del polvo de la tierra moverse con vida?» Pero piense en los robots, computadoras, órganos internos artificiales o piel artificial. Los hombres pueden hacer este tipo de cosas, y por supuesto, Dios fue capaz de crear al hombre. Debido a que un límite se fijó en sus pensamientos, no pueden creer en el poder de Dios.

Luego de crear a Adán y a Eva, Dios el creador les entregó la semilla de la vida para que pudieran procrear descendientes. El hombre posee el esperma y la mujer el óvulo, y estos contienen todos los atributos tales como la apariencia, personalidad, inteligencia, hábitos, etc. Por esta razón sus hijos se asemejan a ellos. Entonces, ¿a quién se parece Adán, el padre de la humanidad?

Como leemos en Génesis 1:27: «Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó», Adán fue creado a la imagen de Dios. Además de la apariencia exterior, el espíritu del hombre viene de Dios y se asemeja a Su espíritu. Adán era un ser viviente.

El espíritu de Adán, al igual que el de Dios, estaba lleno solo de bondad, luz y verdad. Luego de que Adán comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal y pecara de esta manera contra Dios, todos sus descendientes fueron manchados por el pecado y la maldad y terminaron perdiendo la imagen de Dios.


2. La razón por la cual Dios creó y cultiva a la humanidad

Si vamos a buscar y entender la respuesta a la pregunta: «¿Por qué estamos aquí?», debemos estar dispuestos a responder a la pregunta: «¿Por qué Dios nos creó y por qué y cómo Dios cultiva la humanidad?» En la Biblia existen muchas parábolas que se refieren a cultivar la tierra y la cosecha de los cultivos. En Mateo 13 Jesús comparó el corazón del hombre en cuatro diferentes tipos de terreno. Con la «parábola del trigo y la paja» en Mateo 3 y la «parábola del sembrador» en Mateo 13, la Biblia nos habla del juicio venidero.

Con estas parábolas que encontramos en la Biblia, Dios nos dice que Su providencia en crear la humanidad y gobernar la historia del mundo es similar a la de cultivar la tierra y cosechar el fruto de ella. Así como un granjero cultiva la tierra para la cosecha, Dios nos cultiva en la actualidad.

Dios desea obtener hijos verdaderos con quienes poder compartir Su amor. Por una parte, con Su poder maravilloso y como juez temible, Dios el Creador posee autoridad indiscutible y estricta justicia. Por otra parte, Él también posee atributos humanos que se caracterizan por el amor, la compasión, la misericordia, y otros similares. Debido a que Dios puede regocijarse, llorar y lamentarse igual que los seres humanos, en lugar de estar solo quiso estar con aquellos con quienes poder compartir Su amor.

Dios ya tenía innumerables huestes celestiales y ángeles a Su lado. No obstante, Dios quería tener verdaderos hijos que fueran obedientes a Él por el amor que sintieran en su corazón y por su propia voluntad.

Supongamos que en su casa tiene un robot que hará todo lo que diga que haga, y también tiene a su hijo que a veces puede causar problemas. Pero, a medida que crece, finalmente será agradecido por la gracia y el amor de sus padres y compartirá su amor con usted. Entre los dos, ¿cuál considera más precioso? Sin importar cuán obediente pueda ser el robot, no se puede comparar a su hijo con quien usted comparte de su amor. De igual manera, Dios creó a la humanidad porque quería tener hijos que le obedecieran y compartiera de Su corazón con Él en su libre albedrío.


3. El trigo y la paja

No importa cuán diligentemente trabaje un granjero, en el momento de la cosecha él cosechará el trigo al igual que la paja. No obstante, debido a que la paja no es comestible y dañará el trigo si se almacenan juntos en el mismo establo, solo puede ser utilizada como abono o debe ser quemada.

De la misma manera, cuando el cultivo de la humanidad haya terminado, Dios separará el trigo de la cizaña. En Mateo 3:12 leemos: «Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará». En este caso «el fuego que nunca se apagará», simboliza el fuego del infierno.

En el momento escogido por Dios, en los últimos días de la era Él llevará al cultivo de la humanidad a su fin y juzgará a cada persona que haya vivido en este mundo. En el juicio, aquellos que son como la paja caerán dentro de las llamas del infierno.

En este caso «el trigo», se refiere a las personas que han aceptado a Jesucristo y han vivido por la Palabra en su amor por Dios. De manera diligente se han despojado del pecado y la maldad, y han recuperado Su imagen. Por el contrario, «la paja» se refiere a todos aquellos que no han creído en Dios y no han aceptado a Jesucristo como su Salvador.

Algo que debe tener presente es que no todos los que asisten a la iglesia son «trigo». Si ellos abandonan la Palabra de Dios y viven de acuerdo a sus deseos mundanos a los ojos de Dios, ellos son «paja». En Mateo 7:21, Jesús nos dice también: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos».

Dios anhela que todas las personas conozcan Su corazón, se conviertan en «trigo» y que reciban salvación (1 Timoteo 2:4). Por esta razón Él nos ha dado a su Hijo unigénito para que muriera en la cruz por nosotros.

A pesar de todas las cosas, aquellos que permanecen viviendo en pecado sin aceptar a Jesús como su Salvador no podrán recuperar su valor real, como las personas que han sido creadas a la imagen de Dios. Son simplemente como la paja. La paja no puede ser recogida en el Cielo. Si a las personas que se encuentran llenas de enemistades, celos, avaricia, pleitos y otras formas de mal se les permite entrar en el cielo, este se corromperá.

¿Qué pasaría con las personas impedidas de entrar en el cielo? Ya que el espíritu de cada persona es inmortal, no puede extinguirse. Serían reunidos, confinados por siempre al infierno y de acuerdo a la paga de su pecado, cada uno recibiría el castigo eterno en el fuego inextinguible del infierno (consulte el libro Infierno escrito por el Dr. Jaerock Lee para obtener más información).

Amados hermanos y hermanas en Cristo: ruego en el nombre del Señor que ustedes puedan surgir como creyentes semejantes al trigo, es decir, los verdaderos hijos de Dios, teniendo a Dios y llegando a poseer un corazón santificado y que compartan el amor con Él y vivan para siempre en el cielo.


 

 

 
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