La sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos
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Septiembre 11, 2016 |
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 Pastor Principal Dr. Jaerock Lee
«Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria» (1 Corintios 2:7).
Antes del comienzo de los tiempos, Dios planeó el cultivo de la humanidad y preparó un camino por el cual todas las personas del mundo podrían salvarse. Y mantuvo Su plan en secreto hasta el momento de Su elección. Entonces, ¿cuál es el misterio de la salvación que Dios escondió desde antes de los tiempos?
1. Fue plantado el camino de la salvación de la humanidad
Luego de que Adán y Eva fueran tentados por la serpiente y fueran maldecidos por comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, Dios profetizó acerca de la salvación de la humanidad. En Génesis 3:15 Dios dijo: «Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar».
En un sentido espiritual, «la mujer» se refiere a Israel, mientras que «su simiente» simboliza que Jesucristo había de venir de entre el pueblo de Israel (Apocalipsis 12:5). Dios profetizó sobre la crucifixión de Jesucristo, quien tenía que venir de la nación de Israel, destruir la autoridad del enemigo Satanás y liberar a toda la humanidad. Debido a que Satanás estaba consciente de aquello siempre estaba en un puesto de observación desesperada y frenética por la venida del Salvador.
Entonces Jesús nació en un pueblo llamado Belén, en Israel, hace aproximadamente 2000 años atrás y el enemigo Satanás intentó asesinarlo al instigar al rey Herodes quien gobernaba sobre Israel en ese momento. El ángel del Señor se le apareció a José en un sueño y entonces él escapó a Egipto con Jesús. Satanás continuamente intentaba asesinar a Jesús al instigar la maldad de los fariseos y sacerdotes, pero Dios siempre lo mantuvo a salvo.
Sin embargo, cuando el momento escogido por Dios llegó, Jesús fue capturado por los malvados y murió una muerte atroz en la cruz. Satanás pensó que todo estaba resuelto a través de la muerte de Jesús, pero aquí estaba el misterio de Dios. Al matar a Jesús, quien no tenía pecado, el enemigo Satanás en realidad terminó por convertirse en un instrumento en el cumplimiento de la providencia de Dios.
2. Jesús fue crucificado y resucitado
De acuerdo con la ley espiritual que encontramos en Romanos 6:23, donde leemos: «La paga del pecado es muerte», el juicio de la muerte se aplica solo a los pecadores. No obstante, como el diablo enemigo mató a Jesús quien no tenía pecado, terminó infringiendo la ley del reino espiritual y, como el precio de su violación, el diablo tuvo que renunciar a su autoridad: la autoridad para gobernar sobre el hombre y la muerte.
Aunque Jesús murió en la cruz, Él venció a la muerte y resucitó ya que Él no tenía pecado. Por consiguiente, todo aquel que cree en el Señor, quien murió en la cruz y resucitó, es libre de la autoridad de la muerte del enemigo Satanás y puede entrar al cielo (Romanos 5:18-19). Además, la Palabra de Dios en Génesis 3:15: « …ésta te herirá en la cabeza», fue cumplida.
Si el enemigo diablo hubiera conocido de la providencia de Dios respecto a la cruz, no hubiera hecho que Jesús fuera capturado y asesinado (1 Corintios 2:8-9). Dado que Jesús, quien es uno con Dios, conocía de la providencia, Él murió en la cruz en obediencia a la voluntad de Dios y, de esta manera, cumplió con la providencia de la salvación.
Por lo tanto, como Romanos 10:10 nos dice: «Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación» el que llega a ser uno con el Señor por la fe puede recibir la salvación por la gracia de Dios.
3. Recibimos salvación cuando creemos y nos asemejamos a Jesucristo
¿Qué significa decir: «llegamos a ser uno con el Señor mediante la fe»? En Juan 6:56 Jesús nos dice: «El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él». Comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre se refiere a hacer pan de Su Palabra, vivir mediante ella y mostrarle a Él la prueba de nuestra fe. De esta manera permaneceremos en el Señor y el Señor en nosotros.
Por supuesto, no es fácil obedecer y vivir por medio de la Palabra de verdad inmediatamente luego de aceptar al Señor. No obstante, cuando uno se esfuerza de corazón para obedecer la Palabra de Dios, Él reconocerá sus actos como obras fe. Hacer de la Palabra de Dios nuestro alimento e imitar a nuestro Señor, son la manera de que nosotros seamos uno con el Señor mediante la fe.
En 1 Juan 1:7 leemos: «Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado». Cuando caminamos en la Palabra de Dios, «la Luz», la sangre de Jesús nos limpiará de todo nuestro pecado. Además seremos capaces de participar en la gloria de la resurrección y vivir una vida feliz en el reino eterno del cielo.
4. Nos convertimos en verdaderos hijos de Dios cuando caminamos en la Luz luego de nacer de nuevo
En Apocalipsis 3:20 el Señor nos dice: «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo». Cualquiera que abre la puerta de su corazón y acepta al Señor, Él promete que lo perdonará y que estará con él.
Abrir la puerta de nuestro corazón requiere que abramos la puerta de nuestros pensamientos. Cuando escuchamos los mensajes de Dios, no debemos aferrarnos a nuestro propio pensamiento y el conocimiento, sino aceptar Su Palabra. Solo entonces el Espíritu Santo que entró en nuestros corazones nos dará la fuerza para vivir con fe verdadera y Su Palabra.
Esta es la forma en que nacemos de nuevo del agua y el Espíritu Santo, y el que ha nacido de nuevo de esta manera es un hijo de Dios cuyo nombre está registrado en el Libro de la Vida en el cielo, donde ahora tiene su ciudadanía. Al igual que existen normas y reglamentos que hay obedecer y seguir en este mundo, hay leyes celestiales que se encuentran en la Palabra de Dios Nuestro Padre. Si caminamos en la Luz, no seremos instigados por el enemigo Satanás. En lugar de ello, hasta el día que lleguemos al cielo, viviremos bajo la protección de Dios y en Sus abundantes bendiciones.
Amados hermanos en Cristo: en Hechos 16:31 leemos: «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa». El Dios de amor preparó a Jesucristo para que todas las personas puedan alcanzar la fe.
Dios mantuvo un secreto, y en el momento que Él escogió, el Señor abrió el camino a la salvación humana al aceptar ser colgado en la cruz en Su amor. Dios hizo posible que todo el que cree en Jesucristo puede recibir el Espíritu Santo, la salvación y la resurrección, y disfrutar de la vida eterna en el cielo.
Ruego en el nombre de nuestro Señor que puedan sentir el amor de Dios, alcanzar un corazón sincero en plena certidumbre de fe y, por lo tanto, entrar en el cielo eterno como hijos de Dios.
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